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Mostrando entradas de 2009

My Blueberry Nights

Supongo que para Sue Lynne marcharse de este pueblo era un poco como morirse. Me pregunto cómo recordará la gente a Arney. Cuando mueres todo lo que queda son los recuerdos que creaste en la vida de los demás, o un par de cosas en una cuenta. My blueberry nights Yo no era nadie. Rodney Grant no era nadie. Omar Hassim-Alí, nadie. Javier Rodríguez —el carpintero jubilado de setenta años que ocupó la cama hacia las cuatro— no era nadie. Tarde o temprano moriríamos todos, y cuando se llevaran nuestros cadáveres y los enterraran, sólo nuestros amigos y familiares sabrían que habíamos muerto. Nuestro fallecimiento no se anunciaría por radio y televisión. No habría esquelas en el New York Times. No escribirían libros sobre nosotros. Ése es un honor reservado a los poderosos, a los que han ganado la fama, a quienes poseen alguna cualidad excepcional, pero ¿quién se molesta en publicar biografías de gente corriente, de esos olvidados que van a trabajar todos los días, con quienes nos encontramo

Ampliación del campo de batalla

Lecciones sobre nuestros ocuros días: "Definitivamente, me decía, no hay duda de que en nuestra sociedad el sexo representa un segundo sistema de diferenciación, con completa independencia del dinero; y se comporta como un sistema de diferenciación tan implacable, al menos, como éste. Por otra parte, los efectos de ambos sistemas son estrictamente equivalentes. Igual que el liberalismo económico desenfrenado, y por motivos análogos, el liberalismo sexual produce fenómenos de empobrecimiento absoluto. Algunos hacen el amor todos los días; otros cinco o seis veces en su vida, o nunca. Algunos hacen el amor con docenas de mujeres; otros con ninguna. Es lo que se llama la "ley del mercado". En un sistema económico que prohibe el despido libre, cada cual consigue, más o menos, encontrar su hueco. En un sistema sexual que prohibe el adulterio, cada cual se las arregla, más o menos, para encontrar su compañero de cama. En un sistema económico perfectamente liberal, algunos acum

Cigarrettes

Acostumbro a mirarte a los ojos mientras fumo. Sin embargo hoy me han abandonado los interlocutores. Así, frente a mi tan sólo tengo postales familiares recortadas en marcos de plata. Mi mirada perdida y las pocas ganas de pensar. Observo mi última calada desde una perspectiva alojada en la ilusión de mis ojos. Es curioso como el humo tiende a alcanzar diversas formas. Primero tan sólo es un fino hilo extendiéndose hacia la infinidad de la atmósfera, después se masturba en poliedros concéntricos recalcando su circularidad. Altos techos italianos con huellas de nicotina, la horizontalidad del universo tumbado en un diván.

Descreído

Soy un descreído, o eso creo. Soy un descreído porque cuando dan las noticias la gente pone cara de sorpresa, mientras yo sólo acierto a encoger los hombros. Soy un descreído porque cuando tu me hablas de amor yo sólo pienso en sexo. También soy un descreído porque me molesta que sólo te hable de la última noticia que ha salido en los deportes, o porque cuando digo que volveré pronto tu aún sigues esperando. Y sin embargo creo que sólo soy un descreído porque cuando pienso que te quiero... siempre acabo enredándome en mis dudas. Qué difícil es guardar la distancia adecuada.
Hoy un meteorito pasará muy cerca de mi, a unos cuantos miles de kilómetros. Dicen que dentro de 40 años lo hará a apenas 100 kilómetros, y que si tengo suerte dos años después podrá caer justo delante de mi. Es aterrador el tiempo que tendré que esperar para poder tenerlo tan cerca otra vez, y que aún así no me garanticen que lo pueda tocar. Supongo que es una sensación parecida a la que tengo cuando no te veo pasar a mi lado. Así, como en el primer bar en el que no quiero entrar o en aquella esquina que no me gusta doblar. Todos me dicen que estás cerca, pero que no te puedo ver ni escuchar, porque todo depende de las órbitas de nuestros planetas. Y eso es lo que me asusta, sé que que sólo estaremos cerca dos veces, o quizá tres en nuestra existencia, y que en ese momento nuestros cuerpos celestes se atraerán gracias a la poderosa fuerza de la gravedad. Y ese es el problema, porque sé que estás ahí, en la infinidad de cuerpos celestes flotando en el universo de la atracción gravitato