Ir al contenido principal

Teseractos equidistantes

Reconozco que a veces me gusta llevar la contraria cuando una opinión se convierte en mayoritaria. Algunos considerarán que es una simple pose, como si las ideas fuesen simples prendas de ropa que sirviesen para distinguirnos del resto y sentirnos especiales. Otros, que lo hago por pura provocación, como aquél que se pone zapato marrón con traje azul marino en las bodas. Sin embargo, lo único cierto es que lo hago inconscientemente. Seguramente tan sólo sea un síntoma más de mis neurosis, pero admito que cuanto más claro y cristalino parece un asunto, y cuanto mayor consenso y unanimidad existe en torno a él, en mí cerebro siempre acaba surgiendo la pregunta de: 


“Oye, ¿pero y si están equivocados?” 

La verdad es que es algo muy molesto. Es decir, no estoy afirmando que la verdad, en su concepto más amplio del término, sea algo muy molesto (aunque en ocasiones también pueda serlo, ¿verdad?), sino que lo que a mí me pasa, lo de andar siempre cuestionándome todo, lo es. Sería todo mucho más sencillo si yo no le diese tantas vueltas a las cosas, si yo fuese más confiado, más crédulo. Y es que ojalá pudiese vivir en una distopía donde la realidad fuese como un infinito teseracto, conformado por millones de trincheras y bandos que dibujasen perfectas líneas rectas e inamovibles, y que así entonces ya sólo tuviese que levantarme por las mañanas, ponerme el reloj que me regaló mi padre antes de marcharse, y preguntar mientras abro internet y enciendo el televisor: 

"¿En qué trinchera estamos hoy, Cooper?"

Pero esa sociedad distópica parece muy lejana aún, así que muchas veces tengo sueños muy vívidos en los que estoy flotando en el vacío en un punto equidistante a las trayectorias marcadas. Y extiendo mi mano para que alguien me salve, pero nadie me ayuda. Y es entonces cuando me asusto. Y me callo. Y cierro los ojos. Y sólo deseo que con mi silencio, el ruido y la furia se pasen pronto.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Descreído

Soy un descreído, o eso creo. Soy un descreído porque cuando dan las noticias la gente pone cara de sorpresa, mientras yo sólo acierto a encoger los hombros. Soy un descreído porque cuando tu me hablas de amor yo sólo pienso en sexo. También soy un descreído porque me molesta que sólo te hable de la última noticia que ha salido en los deportes, o porque cuando digo que volveré pronto tu aún sigues esperando. Y sin embargo creo que sólo soy un descreído porque cuando pienso que te quiero... siempre acabo enredándome en mis dudas. Qué difícil es guardar la distancia adecuada.

A VECES

A veces, voces... dicen que te quiero, sólo a veces. Será porque te pienso... y ríes, en la lluvia... y nos besamos. o se caen puños de arena... y gaviotas con voz de caracola. También, en algún café de alguna ciudad oscura y fría, me cuentas cómo te ha ido todo, y alegras las gotas de lluvia que juegan a las carreras por los cristales. Sucede que entonces, a veces, creo que ya no te quiero Y eres sólo un cuerpo muerto cubierto entre sábanas sucias. Pero, otras veces, siempre, ocurre que todo vuelve al principio, y entonces,a veces, voces… dicen que te quiero, sólo a veces. Carlos. Suena: Please be patient with me - Wilco

Cigarrettes

Acostumbro a mirarte a los ojos mientras fumo. Sin embargo hoy me han abandonado los interlocutores. Así, frente a mi tan sólo tengo postales familiares recortadas en marcos de plata. Mi mirada perdida y las pocas ganas de pensar. Observo mi última calada desde una perspectiva alojada en la ilusión de mis ojos. Es curioso como el humo tiende a alcanzar diversas formas. Primero tan sólo es un fino hilo extendiéndose hacia la infinidad de la atmósfera, después se masturba en poliedros concéntricos recalcando su circularidad. Altos techos italianos con huellas de nicotina, la horizontalidad del universo tumbado en un diván.